Todo comenzó en la madrugada de un 13 de Septiembre de 1975. Viejas leyendas narran que llegué al mundo tarareando Bohemian Rhapsody que sonaba en las emisoras por esas fechas; otras cuentan que agarraba el biberón como si fuera mi primer micrófono. Pero la verdad es que mi pasión por la música se la debo a mi padre, gran aficionado y seguidor de la música de los años 50, 60, 70 y 80. Su impresionante colección de vinilos y de cintas de casete me atrapó cuando aún era un niño y no he conseguido sacarme su veneno. De hecho mi adicción ha ido aumentando con el paso de los años y ha hecho que la música sea algo imprescindible en mi vida.“